Hoy es de esos días en los que te levantas sin un por qué en concreto, pero te levantas igualmente para improvisar en lo que el día te tenga preparado y superarlo con todas tus ganas a pesar de la escasez de estas.
Y es que si no he escrito desde hace un tiempo ha sido porque me e dedicado a oxidarme en una silla y dejar que todo suceda a mi alrededor, a la llamada “vida contemplativa” que a pesar de ser considerada por muchos una pérdida de tiempo, me ha ayudado a pensar en que todo acaba y si así pasa, las malas etapas también deben de tener su fin, su meta, un punto en el que la mierda que te cubre, por fuerza, te saque a flote para que puedas volver a respirar con la experiencia aprendida, nuevas fuerzas, otras esperanzas de visión borrosa y, por qué no, una sonrisa en la cara para recibir momentos felices y patadas.
Si, hoy es un día de esos en los que te decides a renacer como un fénix decidiendo hacer una casa con los palos que te ha dado el día a día últimamente, hoy es un día de esos en los que en definitiva, eres “feliz”.
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