Hay días en los que, sin saber por qué, te levantas con una media sonrisa en la cara que no puedes borrar a pesar de lo malo que han sido los días desde hace un tiempo.
Hay días en los que te levantas con el pie derecho, ves todo diferente y la oscuridad que te envuelve muestra una luz pequeña que, gracias a esa tremenda oscuridad, brilla con más fuerza que cualquier estrella que hayas visto antes llegando incluso a cegarte pero, haciendo que cambies de aires...
Y es eso, eso es lo que, no se como ni por qué, ha cambiado de la noche a la mañana. Puede que mi tata haya logrado, después de todo, levantarme sin que yo lo supiese hasta el momento en el que e encontrado la puerta abierta y, para cambiar de aires, algo que me hacía mucha, mucha falta porque la verdad es que si me apetece cruzar esta puerta e intentar asimilar la luz que veo desde el marco.
Hay días, en los que, sin saber como, todo es diferente y la luz, te inunda y... te sientes feliz.
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