martes, 25 de enero de 2011

Cigarro...

Una vez mas, me "animo" a escribir o, mas bien, a llorar las piedras del corazón y es que, cuanto más crecemos, más cosas aprendemos para acercarnos a la felicidad que buscamos en nuestro camino.

Un día, aprendemos a gatear, y lo hacemos solo para descubrir que hay cosas que no podemos alcanzar.
Es entonces cuando aprendemos a caminar, y caminamos erguidos pudiendo alcanzar así nuevas cosas, pero descubriendo nuevamente problemas, baches que nos hacen caer produciéndonos daños externos, daños que simplemente curamos para seguir andando.

Pero la cosa no acaba ahí sino que seguimos creciendo y es entonces cuando aprendemos cosas nuevas como estudiar, hablar de verdad, entender... fumar.

Si, fumar. Al principio, solo damos tristes caladas sin sentido a los diferentes cigarros que se nos ofrecen para llenarnos de la nicotina que necesitamos para sentirnos "bien", hasta que un día, encontramos un cigarro diferente, con otro sabor, que tras encenderlo solo queremos dar una calada tras otra pues no se consume y nos hace, poco a poco, dependientes de él...

Y nos llenamos de verdad, nos da una nicotina nueva y diferente que nos hace adictos y felices, pero también notamos el efecto de su humo, notas cómo algo dentro se envenena y duele sin que quieras cambiarlo... y entonces, solo entonces, intentas dejarlo, pero una vez has aprendido a fumar... es imposible dejarlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario